Conozco a varias mujeres –entre ellas yo- que cuando nos encontramos en la soltería podemos llegar a pasarla mal. Hoy me di cuenta de lo equivocada que he estado al renegar de mi soledad.
Estuve en pareja durante 15 años y a pesar de ser divorciada, no me da miedo volver a comprometerme con alguien para tratar de caminar juntos el mayor tiempo posible, tener un proyecto juntos y trabajar con esfuerzo para lograrlo. Me gustaría decir que hasta la muerte nos separe, pero la vida me ha enseñado que eso no siempre sucede, aunque he aprendido que con disposición y voluntad puede durar mucho mucho tiempo.
Me gusta estar en pareja, creo que es el mejor estado del ser humano y creo que es muy gratificante, interesante y divertido el poder compartir los días buenos y malos con un compañero. Ser pacientes, disfrutar y confiar que se dará el encuentro con ese confidente, incondicional apoyo, buen amigo y amante que estará para nosotras al llegar a casa.
Por otro lado, la soltería tiene muchas ventajas y a las que nos encontramos en ese estado nos conviene mirarle con buena cara, pues esa es nuestra vida, aquí y ahora, y tenemos la responsabilidad de disfrutarlo.
Este fin de semana comprobé lo bien que me la paso estando sola, sin estar con pareja y sin amigos. Pude disfrutar de un buen libro, excelente música y buenas pelis. Conocí lugares nuevos, tuve una comida deliciosa y larguísima conmigo y mis pensamientos. Disfruté cocinar aunque fuera yo la única comensal. Hice un paseo y disfruté del sol en mi rostro aun estando sola durante 72 horas seguidas. No tuve necesidad de hablar o llamarle a ninguna de mis amigas pues pude disfrutar de mi agradable compañía.
No sé por que a veces me es tan indispensable estar acompañada, por que se me intensifica la necesidad de tener a alguien cerca para sentirme en paz. Me encanta conversar y disfrutar de las cosas compartiéndolas con seres queridos, pero debo recordar que estando sola también se puede disfrutar.
No tengamos miedo de la soledad, disfrutemos de tener nuestro espacio y nuestro tiempo únicamente en nuestras manos. No hay que lamentarse por no tener pareja, ya llegará el momento de los encuentros y disfrutaremos de las bondades de la testosterona. Estemos abiertas a ese encuentro, pero mientras tanto vivamos felices, plenas y completas y sobre todo disfrutemos de nuestra libertad.
Estuve en pareja durante 15 años y a pesar de ser divorciada, no me da miedo volver a comprometerme con alguien para tratar de caminar juntos el mayor tiempo posible, tener un proyecto juntos y trabajar con esfuerzo para lograrlo. Me gustaría decir que hasta la muerte nos separe, pero la vida me ha enseñado que eso no siempre sucede, aunque he aprendido que con disposición y voluntad puede durar mucho mucho tiempo.
Me gusta estar en pareja, creo que es el mejor estado del ser humano y creo que es muy gratificante, interesante y divertido el poder compartir los días buenos y malos con un compañero. Ser pacientes, disfrutar y confiar que se dará el encuentro con ese confidente, incondicional apoyo, buen amigo y amante que estará para nosotras al llegar a casa.
Por otro lado, la soltería tiene muchas ventajas y a las que nos encontramos en ese estado nos conviene mirarle con buena cara, pues esa es nuestra vida, aquí y ahora, y tenemos la responsabilidad de disfrutarlo.
Este fin de semana comprobé lo bien que me la paso estando sola, sin estar con pareja y sin amigos. Pude disfrutar de un buen libro, excelente música y buenas pelis. Conocí lugares nuevos, tuve una comida deliciosa y larguísima conmigo y mis pensamientos. Disfruté cocinar aunque fuera yo la única comensal. Hice un paseo y disfruté del sol en mi rostro aun estando sola durante 72 horas seguidas. No tuve necesidad de hablar o llamarle a ninguna de mis amigas pues pude disfrutar de mi agradable compañía.
No sé por que a veces me es tan indispensable estar acompañada, por que se me intensifica la necesidad de tener a alguien cerca para sentirme en paz. Me encanta conversar y disfrutar de las cosas compartiéndolas con seres queridos, pero debo recordar que estando sola también se puede disfrutar.
No tengamos miedo de la soledad, disfrutemos de tener nuestro espacio y nuestro tiempo únicamente en nuestras manos. No hay que lamentarse por no tener pareja, ya llegará el momento de los encuentros y disfrutaremos de las bondades de la testosterona. Estemos abiertas a ese encuentro, pero mientras tanto vivamos felices, plenas y completas y sobre todo disfrutemos de nuestra libertad.