Un poco de mi...

Tengo 31 años y me encanta cuando me calculan 28. Prefiero comer a dormir, pues es lo único que me da placer 3 veces al día. Me fascina el helado de frutas silvestres, el chocolate de leche y el pan tostadito hasta que truena al morderlo. Me gusta mi cuerpo aunque todas las mañanas despierto con la intensión de respetar mi dieta. Me gustan mis manos y lo que hago con ellas, pues hablan bien de mi. Me encanta cocinar, aunque no sé planchar. Disfruto mucho leer y aprender, pero no me gustan los deberes académicos. Me relaja escribir, aunque mis notas en la clase de “Redacción y Estilo” no fueron las más altas en la universidad.
Soy una mujer entre cuatro hermanos, pero la vida me ha regalado una docena de hermanas que además son mis amigas. Amo a mi madre, pero no me sé comunicar con ella. Amo a mi padre y algunas veces me aflora el complejo de Electra. Me encantan los hombres, sobre todo si son inteligentes, sensibles y divertidos.
Soy experta en las mudanzas, pues he cambiado 9 veces de código postal, pero aún no he establecido mi hogar. He visitado 32 países y casi 70 ciudades diferentes, pero en ningún lugar el sol brilla e ilumina el verde de las hojas de los árboles cómo en el Distrito Federal. Me encanta ser chilanga, aunque también me considero regia por elección. Prefiero el clima cálido al frío invernal; me gustan los días de lluvia, más si los puedo ver a través de mi ventana. Adoro sentir la arena mojada en mis pies, aunque disfruto caminar observando la arquitectura de nuevas ciudades.
Me esfuerzo por ser feliz y que cada día cuente, aunque una vez al mes me lo compliquen mis volubles hormonas. Soy aficionada a las frases que en pocas palabras acumulan mucha sabiduría. Tengo como tarea pendiente el superar la impaciencia, pero he logrado un poco más de ecuanimidad. Me he casado y me he divorciado, siendo ésta la experiencia de vida que más enseñanzas me ha dejado. Soy una mujer moderna, pero con los mismos sueños que los de las mujeres de antes. Quiero tener 2 hijos, un marido cariñoso, una casa de campo y un golden retriver. En el fondo, lo que busco en realidad es compartir lo que tengo y lo que soy.